UNA VEZ QUE PASÓ EL ENOJO
Cuando estamos enojados no pensamos con claridad y tomamos decisiones apresuradas. La Biblia dice que el rey Jerjes no reflexionó en lo que había hecho sino hasta después de que se le pasó su arranque de ira.
Es muy fácil que un esposo o una esposa amenacen al decir la palabra “divorcio” cuando están enojados. Es más probable que una discusión entre un jefe y un trabajador termine en un despido cuando cualquiera de los dos explota en ira sin pensar con calma las consecuencias.
Cuando estamos enojados hay confusión en nuestro cerebro, no hacemos las mejores decisiones, hablamos palabras de las que después nos arrepentimos, dañamos relaciones que en ocasiones ya no se pueden recuperar, perdemos ministerios que Dios nos había confiado, personas son heridas, abandonamos privilegios en la iglesia, el trabajo, en la universidad, incluso en el hogar.
Pensemos antes y actuemos después. Mira lo que dice la Biblia:
La ira es una emoción que debemos de domar, porque si no lo hacemos podemos cometer errores que no nos producirá la vida justa que Dios quiere que vivamos. La ira descontrolada puede costarnos nuestro propósito, nos puede desviar de los planes de Dios para nuestras vidas y al final podemos perder todo por lo cual trabajamos tan duro.
Revisa tu vida y tu corazón. Asegúrate de que tu corazón este alineado a Dios para que puedas tomar mejores decisiones que ayer y lograr el propósito para tu vida.
Piénsalo:
¿Por qué te has sentido enojado últimamente?
¿Cómo puedes canalizar tu enojo de una manera sana?
